«Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber;
era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis…»

ZAQUEO

Zaqueo es un comedor social. Abierto a todos, sin distinción ni condición ningunas; ni citas previas: no fiscalizamos las necesidades o carencias de quienes llegan a nuestra puerta; simplemente les acogemos y atendemos, sin más.

Nuestra trayectoria se prolonga desde el año 1998, ininterrumpidamente. Iniciamos nuestra actividad acogiendo a toxicómanos activos; a otros marginados e indigentes, en general, después. Y hoy, además y desde hace, ya, bastantes años, a personas que, sin ser excluidos sociales, están en serio riesgo de exclusión (estos últimos suponen, ±, el 60 % de los atendidos).

Zaqueo fundamenta su quehacer, al 99 %, en el voluntariado social: colaboradores económicos, fijos y ocasionales; y la ayuda de la obra social de algunas entidades financieras

Voluntarios, clubes, otras organizaciones solidarias, grupos de amigos, algún restaurante y pastelerías… tanto de Palma como de la «Part Forana», han encontrado en Zaqueo el banderín de enganche que ha catalizado sus inquietudes solidarias y afán de compromiso: todos tienen una guardia periódica; compran, cocinan, aportan y sirven; y se sienten –de hecho son- protagonistas en este esfuerzo común para ayudar a quien lo necesita. Y así, un día tras otro, sin otro horizonte que el de mañana («el pan nuestro de cada día, dánosle hoy») y la utópica esperanza de ser innecesarios algún día.

«Nuestro fundador, Paco Sanz, que junto con otros colaboradores no dudó en responder a las necesidades de los mas excluidos de nuestra sociedad.»

organización zaqueo
asociación zaqueo palma de mallorca
comedor asociación zaqueo

Nuestra vocación es de permanencia en esa frontera social que separa a los afortunados de los necesitados, intentando quitar «hierro» a la dureza de la situación de éstos. Y perseverar en el empeño.

En este contexto Zaqueo ha mantenido, paralelamente, una actitud de reivindicación y denuncia respecto de la situación de los últimos (hoy, por la coyuntura, los ultimísimos!): los sin techo, cronificados ya en el calle; sin retorno posible a parámetros de normalidad en la mayor parte de los casos; deterioradas sus capacidades relacionales y con graves toxicomanías muchos de ellos.

Inadaptados, condenados a la intemperie, bancos públicos, parques o cajeros. Para los que deberían arbitrarse soluciones adecuadas a su peculiaridad. Las hemos propuesto, plausibles…, pero en vano.

Seguiremos, también en esta lucha.

Las administraciones concernidas conocen y consienten nuestra actividad, sustitutiva de la que es su responsabilidad constitucional y la derivada de la Ley de Servicios Sociales de la CAIB, además.